TRASUNTO

(Del lat. transumptus, part. pas. de transumĕre, tomar de otro).

1. m. Copia escrita de un original.

2. m. Imitación exacta, imagen o representación de algo.

Real Academia Española © Todos los derechos reservados.


Este blog nace con vocación histórica.

En él pretendemos plasmar artículos de contenido histórico que han ido apareciendo en la Revista de Ferias y Fiestas de Hervás a lo largo de los años a los que añadiremos algunas aportaciones personales del autor del blog.

El título del blog Trasuntos de Hervás está copiado, precisamente, del título de un artículo histórico aparecido en la Revista de Ferias y Fiestas de Hervás de 1962.

Somos conscientes que una parte importante del contenido de algunos de estos artículos antigüos ha podido ser superado por estudios historiográficos más modernos que han actualizado los conocimientos sobre la historia de Hervás, aún así nos parece importante rescatarlos del olvido y hacerlos accesibles a un público interesado.

lunes, 27 de enero de 2020

VIAJE LITERARIO AL NORTE CACEREÑO

VIAJE LITERARIO AL NORTE CACEREÑO. TRASUNTO LITERARIO

Copyright © 2020 Pedro Emilio López Calvelo

Trasuntos de Hervás vuelve a ser en esta ocasión un Trasunto Literario.
No hace muchos días ha caído en las manos de quien esto escribe un pequeño librito titulado Viaje Literario al Norte Cacereño, escrito por Luis Cortés Vázquez. Este libro es una aportación de las Publicaciones del Colegio Universitario de Cáceres y está editado en 1973.



Se trata de la reproducción de la conferencia pronunciada en Cáceres el día 14 de mayo de 1973 y, por las fechas y las circunstancias, se debe tratar de una conferencia incluida dentro de los actos de inauguración de la Universidad de Extremadura que había sido creada oficialmente sólo unos días antes: el 10 de mayo de ese 1971 (Decreto 991-1973; BOE 18 de mayo).

El autor, Luis Cortés Vázquez, era catedrático de la Universidad de Salamanca, un hombre polifacético: filólogo, investigador, historiador del arte, fotógrafo y catedrático de Filología francesa. Como escritor, hizo aportaciones en el ámbito de literatura popular y de la lingüística, del arte, de la etnografía, autor de libros de viajes y de estudios literarios. Precisamente, el Viaje Literario al Norte Cacereño pertenece a una mezcla de estos dos últimos géneros -el libro de viaje y el estudio literario-.

En el librito, el autor, después de agradecer el haber sido invitado a dar la conferencia, hace el recorrido de un viaje literario por diferentes comarcas del norte de Cáceres, empezando por la comarca del Ambroz y concluyendo por Plasencia y La Vera. Reproduciremos en esta entrada el fragmento del libro-conferencia que se refiere al Valle del Ambroz, deteniéndose en reflexiones literarias sobre Hervás, Baños de Montemayor y Abadía (acompañaremos el texto con algunos dibujos que aparecen a lo largo del citado libro).



Viaje literario al Norte Cacereño:

La impresión del castellano leonés al dar vista a la vertiente sur, es siempre de admirado asombro. Diríase que avanzamos de golpe mes y medio en el tiempo. Cuando los campos salmantinos duermen aún, temerosos de las heladas tardías, Extremadura estalla lujuriosamente con millares de flores en alborozada y pujante madurez. Dejemos recrearse a nuestros ojos con amapolas y agavanzos floridos, acianos y espineros, gamones de varas enhiestas con albos racimos florales que, en esta tierra tan clásica y romana, habrá de llamar por su nombre grecolatino de asfodelos, peonías rosivioladas de gualdos corazones que esmaltan las laderas: aromas y colores que aguardarán todavía cinco semanas para manifestarse en Castilla. Bajemos en derechura a Baños de Montemayor, que ya los últimos rayos del ocaso doran las cumbres de los altos montes, mientras nos aturde el alborotador chiar de las golondrinas y vencejos en rapidísimo vuelo zigzagante, y nos atruenan los pintados abejarucos con sus divertidos gorgoritos.


Henos en Baños ya, y a fe que vamos sin dilación a darnos uno, que nos sacuda el cansancio y limpie nuestro cuerpo, de los sudores y polvorientas huellas, de esta primera jornada.

Tras la tonificante lustración, y, cual nuestros antepasados de los primeros siglos, nos mostraremos agradecidos a las ninfas. Que nadie se sorprenda por ello, que allí, en una de las salas del moderno balneario, podréis contemplar las estelas votivas, con las que nuestros remotos y reconocidos enfermos hispanorromanos, cumplían literalmente sus votos a las Ninfas Caparenses, que habían aliviado sus reumatismos y miserias, con las bienhechoras aguas en que moraban. 

Mas ¿cómo habrá de sorprendernos el que las femeninas divinidades de las aguas eligieran morada en tan placentero lugar? Una y otra vez se manifestaran en tales pagos, cuando el correr histórico les brinda coyuntura favorable. Si en las primeras centurias de nuestra era son Ninfas Caparenses, a fines del siglo XVI renacerán, como veremos no tardando, entre los arriates, mármoles, fontanas y bosquecillos del ducal jardín albense de Abadía.

 Fuente: https://arqueologiaygestionturistica.wordpress.com/

Limpios de cuerpo y bien dispuestos de ánimo, reanudamos la marcha, para llegar casi de inmediato a la atrayente Hervás

En Hervás judíos los más, y así fue verdad, que la villa albergó durante siglos, altos linajes de los hijos de Sión: los hermanos Cohen, Aben Haxiz, la "bellida rica" y el Rabí Samuel, con muchos otros, tuvieron allí morada. A sus arcas acudían pedigüeños los propios reyes de España, cuando las suyas estaban exhaustas, como siglos antes acudiera a las de Raquel y Vidas Mio Cid Ruy Díaz, en trance de destierro y de miseria. Bellísima villa de Hervás, que se retira discretamente del polvo y del rumor de la carretera general, para no quebrar su paz ni enturbiar la limpidez de su cielo y de sus aguas, con las ruidosas explosiones de los motores y sus nauseabundos humos. Hervás en la que si los judíos se retiraron ya o se diluyeron, queda vivo su recuerdo, y así será mientras se conserve el lindísimo barrio de la judería que les diera cobijo. Judíos que ocuparon antaño toda la zona, si hemos de dar crédito a la copla, cuyo primer verso ya conocemos:

   En Hervás judíos los más,
   En Aldeanueva la judería entera; 
   En Béjar hasta las tejas, 
   En Baños, judíos y tacaños.


Hervás con su bellísimo horizonte, cerrado al norte por los picachos cercanos coronados de nieve. Arriba la blanca toca inmaculada y fría, más abajo, la roca desnuda a la que sólo se agarran los austeros líquenes; más abajo aún, los primeros verdes de la vegetación, que va ganando en jugosidad y frescura a medida que se desciende, para terminar con los copudos y corpulentos castaños. Don Miguel de Unamuno, viajero incansable y curioso de todos los caminos de España, dedicó a Hervás, este felicísimo apunte poético: 

     Hervás con sus castañares
     recoletos en la falda
     de la sierra, que hace espalda 
     de Castilla, tus telares 
     reliquia de economía
     medieval que el siglo abroga, 
     y a un rincón la sinagoga
     en que la grey se reunía,
     que hoy añora la verdura
     de España, la que regará 
     con su lloro, -de él no avara-
     el zaguán de Extremadura.
         
                     31 de agosto de 1930

Sí, estamos en el zaguán de Extremadura umbroso y fresco, codiciadero, que en esta ronda literaria va a depararnos a pocos pasos, el recuerdo de un lujuriante y señorial vergel: La Abadía. Pero bueno será advertir que antes de ser abadía, habrá sido castillo templario de Sotofermoso, nombre más que merecido; remembrando también que los templarios, como los judíos, no eran ajenos al dinero, y que ambas presencias en este rincón evidencian las posibilidades de la comarca. A este castillo de Sotofermoso, sustituyó luego la Abadía cisterciense  que dio nombre al lugar, donde más tarde aún, se trenzaron mitológicos y eruditísimos jardines italianizantes, promovidos por la grandeza aristocrática de la ducal prosapia albense. Reconozcamos, empero, que lo que hoy se rememora en La Abadía, es la evocación del poeta que todo lo cantara, regocijador del pueblo con sus comedias: Lope Félix de Vega y Carpio que hasta aquí llegara, cuando su señor don Antonio, Duque de Alba, decidiera hacer un viaje a su posesión extremeña, para tratar de paliar su melancólico humor, tras el fatal lance que en Alba costara la vida a su hermanastro don Diego, muerto al intentar clavar un rejón a un toro, desde su overo Jazmín.

Si la expedición no curó la negra disposición del señor Duque, sirvió al menos para que Lope nos dejara una descripción del que, sin duda, fue el más bello jardín del Renacimiento español:

     De las grandezas del insigne Albano,
     cantaré el jardín del Abadía,
     famoso, donde nace y muere el día.
     Yace donde comienza Extremadura,
     al pie del monte que divide España,
     un hermoso jardín, que en hermosura
     los pensiles hibleos acompaña;
     de las nevadas sierras de Segura
     el río Serracinos baja, y baña
     los cimientos del muro, y las almenas
     miran por sus cristales sus arenas.

Por cierto que don Antonio Ponz, siempre puntual y preciso, nos dirá en su Carta I, del tomo VIII de su celebérrimo y celebrado Viaje de España: 

   "Por el monto que divide a España, se dexa ver, que entiende este Poeta la cordillera, que desde el puerto de Guadarrama, viene por el Pico, Arenas, Baños y otros, hasta el de Gata, de donde continúa dentro de Portugal. El nombre antiguo del río que baña las murallas de la Abadía, fue Ambroz, y este mismo tiene actualmente, y no el de Serracinos. No se sabe cuáles sean aquí las nevadas sierras de Segura; y si llama con este nombre a las altas cumbres entre el valle donde está la Abadía y el de Plasencia, por un lugarcillo situado en una parte de aquellos cerros, llamado Segurilla, no viene de allí el río Ambroz...".



He aquí lo que se llama precisión, como cumple a un erudito de tanta talla, del puntilloso siglo XVIII. Donde en cambio si estuvo Lope tan exacto como prolijo, hasta el punto de que hoy habría de tomarse como guía, si -Dios lo quisiera- hubiera que reconstruir tan señorial jardín, fue en la descripción pormenorizada del mismo, de la que ofreceré unos breves fragmentos:

   De la otra parte sobre el río undoso,
   hay calles de naranjos guarnecidas,
   y puertas de labor artificioso
   por iguales espacios divididas; 
   en el arco primero más curioso
   dos fuentes, en dos ninfas sostenidas,
   vierten por dos peñascos agua y bañan
   dos diosas que la máquina acompañan.
     -----
   Es el arco grutesco, y todo el techo
   sembrado de racimos y a los lados 
   tiene dos famosos de la frente al pecho
   en dos festones huecos engastados
     -----
    Hay otros cuadros donde están labradas
    de murta mil figuras, y otras fuentes
    de bronce firme, en que se ven pintadas
    las hazañas de Alcides diferentes.
    En fin en el jardín están cifradas
    fábulas tan extrañas y excelentes,
    que es otro nuevo Ovidio transformado. 

  Pero no seguiremos con Lope, como no pasaremos más minutos en La Abadía, hoy palidísimo reflejo de lo que fuera otrora. Si no una reconstrucción total, hoy absolutamente impensable, algo se podría hacer por embellecer y rescatar, dándole una mayor similitud con lo que antaño fuera. 

                                                             Luis Cortés Vázquez

Hasta aquí el texto de este viaje literario en lo que se refiere a nuestra zona: el autor sigue por su trayecto por Granadilla, Cáparra hasta llegar a Plasencia.

Aunque el texto de esta entrada "se sale" del contenido habitual de este blog (centrado como se sabe en la historia, la geografía y el arte de Hervás), hemos creído que debíamos darlo a conocer para mostrar una obra poco conocida para la mayoría de los hervasenses.

1 comentario:

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