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La Revista de Ferias y Fiestas de Hervás lleva publicados, desde 1947 en que apareció su primer ejemplar, más de 70 números. A lo largo de todos estos años han sido muchos los colaboradores que han publicado en la revista, un buen porcentaje de ellos personas vinculadas directamente con el municipio por nacimiento o residencia, pero también han sido muchos los colaboradores "externos" que, por diferentes razones -muchas veces por la petición directa de los miembros del Ayuntamiento que se encargaban de su redacción-, han participado con sus escritos en el éxito y continuidad de esta revista.
Algunos de estos colaboradores eran personas poco conocidas en el ámbito municipal pero que, sin embargo, eran personalidades bien reconocidas, por diferentes razones, en los ámbitos provinciales o regionales.
Una de estas personalidades a las que nos referimos es D. León Leal Ramos, abogado cacereño, activista de acción social y uno de los fundadores de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Cáceres, de quien -como es costumbre cuando trasuntamos un artículo de la Revista de Ferias y Fiestas- haremos una reseña biográfica al final de la entrada.
La colaboración de D. León Leal Ramos en la Revista de Ferias y Fiestas de 1957, bajo el título de Hervás en mi memoria, es una crónica sentimental de recuerdos a su paso en tren por la estación de ferrocarril de Hervás a finales del siglo XIX, una narración de sus experiencias en Hervás como Inspector Provincial de Trabajo y una enumeración de personajes hervasenses con los que, por diferentes razones, trabó amistad a lo largo de su vida.
Copiaremos literalmente la colaboración de D. León Leal Ramos para hacer, como se ha indicado, una posterior reseña biográfica y alguna mención a la colaboración del Ayuntamiento de Hervás a homenajes tributados al personaje.
HERVÁS EN MI MEMORIA
Por León Leal Ramos
DE HACE MÁS DE 60 AÑOS
Desde que en el atardecer, para mí melancólico, del 3 de octubre de 1896, pasé por vez primera por la estación de Hervás, quedándose grabado en mi memoria las sombras de su sierra y castañar y la silueta pintoresca de su poblado, rodeado y salpicado de verdaderos jardines naturales, quedé como ligado por una corriente de simpatía hacia el pueblecito extremeño que preside un ancho valle que es pórtico de la Alta Extremadura.
Imagen de Hervás, Revista de Ferias y Fiestas de 1957
Desde aquella fecha y durante seis años pasé cuatro o seis veces, en cada uno, por aquella estación en que puse siempre pie en tierra para humedecer mis labios en el caño de agua riquísima que dentro y a la derecha de la estación existía ya. De 1897 a 1901 pasé todas las noches, vísperas del día de la Purísima, con el corazón rebosante de alegría por aquella estación camino del Cáceres de mis ensueños. Y en ese lapso de tiempo de mis estudios en Salamanca todas las noches de las vísperas del Viernes de Dolores pasé también por la misma estación. Después se pasaron varios años sin que mis pupilas se recreasen contemplando el bellísimo panorama de la Villa, lo majestuoso del monte Castañar Gallego y las frondosas márgenes del rio Ambrot, que baña las estribaciones de la población, y cuyas cristalinas aguas permiten elaborar tintes de los mejores para paños, que tuvieron gran fama, de sus fábricas.
COMO INSPECTOR DE TRABAJO EN HERVÁS
Durante los quince años que fui Inspector Provincial del Trabajo, frecuenté la industriosa Villa que acabó por ganarse todas mis simpatías por el paisaje seductor de sus contornos, el espíritu emprendedor y laborioso de sus industriales, las virtudes laborales de sus clases trabajadoras y las virtudes cívicas y el carácter acogedor y amable de todos sus habitantes.
Imagen de Hervás, Revista de Ferias y Fiestas de 1957
Allí frecuenté la amistad de mi entrañable amigo José María Herrero, a quién conocí en Cáceres, donde vivió en el piso segundo de una casa de la calle del Barrio Nuevo (hoy José Antonio), próxima a la calleja que de esta calle va a la de Margallo. En cuya casa visité, siendo estudiante, en compañía de mi padre, al simpático y amable matrimonio formado por dicho José María, funcionario de Hacienda, y su mujer María, hija del fabricante Ramón Martín.
Muy complacientemente puso todos los años, José María Herrero, a mi disposición el local del Café que tenía en el piso bajo de su casa en la calle que va de la Corredera a la plazuela en que estaba el Ayuntamiento, para que todos los años, una noche, me pusiese en contacto con el acogedor vecindario, especialmente con sus obreros, para darles alguna conferencia sobre cuestiones sociales, animado por la benevolencia de aquel público que derrochaba conmigo todas sus bondades.
OTRAS AMISTADES QUE ALLÍ TUVE
Allí contribuyeron, algunos buenos amigos, que he de recordar, a hacerme más grata la estancia en los días de cada verano que solía pasar muy a mi gusto en la "Fonda de la Viuda", regentada entonces por Heraclio Herrero y su mujer Esperanza, recordando con fruicción los vasos de exquisita leche, los tiernos y sabrosísimos bistec de ternera y la riquísima fruta que en aquel comedorcito de la derecha, entrando en la fonda, y frente a frente con la cocina, me servían con toda cortesía.
Entre aquellos amigos se encontraban los contemporáneos de mi vida estudiantil, Alberto Muñoz, hijo del Notario don Miguel Muñoz Gaitero, y Benito Sánchez Mata de ágil pluma y cronista de la Villa, como después siguió siéndolo su hermano Pepín, el ya octogenario don José Sánchez Mata, que tanto se ha desvivido por su pueblo del que es honra prez por sus bondades y las simpatías que, por doquier, va derrochando, por sus dotes de trabajador incansable y, sobre todo, por su amor a Hervás.
Por aquellos años conocí allí a los doctores Fraile y don Leandro Sánchez, de muy diferentes caracteres, que creo eran los únicos médicos de la localidad, pues don Domiciano Vega que vivía en una espléndida casa, con amplio jardín, tras del que siempre se me iban los ojos, ya no ejercía la muy noble profesión de curar o aliviar enfermos. Allí estaba, como uno de los más distinguidos maestros, con el tiempo de Cáceres, don Modesto Sánchez, y allí hice amistad con el Procurador, que fue algún tiempo Alcalde y, también Cajero-Secretario de la Sucursal de la Caja de Ahorros de Plasencia, don Pelayo Herrero, y traté en su casa, pues estaba imposibilitado para salir, al inteligente y culto letrado, Arturo de la Calle, a quien conocí de vista, siendo estudiante, al cruzarme con él que solía ir a diario como muy enamorado de su novia, bella hija del comerciante de aquella Plaza Mayor, don Prudencio Santos, por aquellos soportales que tanto invitaban a conjugar el verbo amar. También he de recordar al simpático y popular barbero y bien reputado practicante, Juanito Montero, con bien presentado establecimiento en la Corredera en que pasé agradables ratos, y al servicial José María Castellano, hijo del señor Gabriel, que alguna vez me facilitó cabalgadura, acompañándome en la excursión, para que yo visitara la Central Eléctrica que había en elevado sitio de la sierra Marinejo.
Y he de recordar la memoria que se conservaba del sacerdote, de temple y valor extraordinario, don Eduardo Mendoza, y la autoridad de que entre sus feligreses gozó siempre el cultísimo Párroco, don José Rodríguez Trinidad, evocador de las glorias de Guadalupe, su pueblo, a quien hace cinco años rendí testimonio de admiración, encontrándole viejo, pero con muy fresca inteligencia, en su casa rectoral.
Publicidad aparecida en la Revista de Ferias y Fiestas de 1957
TARDE MEMORABLE
Y viene a mi memoria la gratísima tarde pasada en una huerta, que, lindante creo, con la explanada de la estación, tenía el joven farmacéutico Avelino López, que por virtud de su espontáneo acuerdo con otro farmacéutico de la localidad, su padre, habían implantado, por turno, el descanso dominical en sus boticas, muchos años antes de que se pensase en aplicar este beneficio laboral a las farmacias. No se me puede olvidar que en aquella tarde comí en dicha huerta, obsequiado muy delicadamente por su dueño, las más jugosas y ricas cerezas que he comido en mi vida. ¡Quién había de decirme que de aquel cortés y alegre varón farmacéutico había de nacer otro Avelino, que con el tiempo llegaría a ser cordialísimo y admirado amigo mío, admirado por su talento y discrepción y sus inagotables bondades, por su fe ejemplar y por la resignación con que sobrellevó su larga y dolorosa enfermedad, sin perder la serenidad y siempre con la sonrisa en los labios, cual es propio de los santos que ven tras el más allá los resplandores de una gloria perdurable, edificándonos a todos cuantos le lloramos y seguimos teniéndole en la memoria y encomendándonos a él!.
Imagen de Hervás, Revista de Ferias y Fiestas de 1957
EL PANORAMA DE HERVÁS EN MI RETINA
No es posible se borre en mi retina el panorama de la Naturaleza, que es reflejo de la belleza infinita de Dios que casi a diario contemplé extasiado, desde uno de los bancos de madera que existían por fuera de la estación y a la sombra de los árboles frondosos que allí existen para mejor gozar de la brisa, fresca y suave, que allí se respira, sin que el radiante sol extremeño ciegue nuestros ojos y nos impida recrearnos en aquel paisaje de variadísimos colores, entre los que destaca el verde, que tanto bien hace a la vista, y que se ve hasta por encima de los tejados de las casas de aquellos campos mimados por la Naturaleza, que hacen de Hervás un lugar insuperable de reposo estival y de sano esparcimiento en medio de la Naturaleza enriquecida por Dios.
León Leal Ramos
Hasta aquí el texto de la Revista de Ferias y Fiestas de 1957.
Como dijimos, haremos ahora un semblante de la importante figura de D. León Leal Ramos, creador y director de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Cáceres.
El cacereño León Leal Ramos nace el 11 de abril de 1881 en el seno de una familia acomodada de clase media. Con 15 años finaliza sus estudios de enseñanza media y marcha a la Universidad de Salamanca para estudiar Derecho, carrera que finaliza brillantemente en 1902, siendo distinguido con la obtención del premio extraordinario de Licenciatura.
Fotografía de León Leal en su época de estudiante en Salamanca
El mundo de la judicatura pronto se convertirá para este joven cacereño en el instrumento adecuado para materializar las ideas reformistas que en materia social va madurando. Viajará a Madrid con intención de doctorarse y, allí, entrará en contacto con círculos reformistas de ideas católicas, donde madurará un pensamiento social cuya base será la inexistencia de instituciones de crédito y la descapitalización del medio rural.
A su retorno a Cáceres circunscribe sus actividades sociales en la esfera del catolicismo social merced a su cargo de Presidente del Consejo Diocesano de las Corporaciones Católico-Obreras; allí fundó la publicación "La Acción Social", órgano de expresión del Consejo Diocesano de Acción Católico, en la que difundió sus ideas renovadoras y comprometidas con la acción social hasta el cese de su publicación en 1909.
Desde su cargo de abogado fiscal en la Audiencia Territorial desplegó una intensa labor propagandística de su pensamiento cristiano, impartiendo conferencias, publicando artículos y, en definitiva, encabezando el movimiento de renovación cristiana en la ciudad de Cáceres.
Sin lugar a dudas su proyecto más destacado fue la fundación de la primera institución de crédito basada en los ideales benéficos de armonía social postulados por la Iglesia: el 19 de marzo de 1906, coincidiendo con la celebración del patrono de Cáceres, San Jorge, se inauguraba la Caja de Ahorro y Monte de Piedad que, debido al importante papel desempeñado, contó con la implicación de numerosas personalidades de la vida cacereña.
Retrato de D. León Leal en la portada de una biografía
Más tarde, siguiendo esta línea de actuación social, tuvo una notable participación en la fundación del Instituto Nacional de Previsión (1910). En 1911, como reconocimiento a su profundo activismo tras lograr la apertura de 11000 libretas-pensión, fue condecorado con la Medalla de Plata de la Previsión de dicho organismo. En 1921 a su cargo de Director-Gerente de la Caja de Ahorros de Cáceres sumó el de Consejero-Delegado de la nueva institución de crédito de ámbito regional: la Caja Extremeña de Previsión Social.
Al final de su intensa vida, liberado de sus responsabilidades oficiales, recopiló, bajo el título de Ráfagas, un interesante conjunto de pequeñas estampas intrahistóricas en las que expresó su forma de ver su ciudad natal de Cáceres a lo largo de medio siglo.
Algunas publicaciones de D. León Leal Ramos
El Consejo de Ministros de 23 de agosto de 1957 le otorgó el mayor reconocimiento a su labor de apostolado social y de lucha por la causa de los humildes desde la óptica católica: la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo (de esta concesión haremos, luego, una referencia a Hervás).
Murió el 6 de febrero de 1959 tras permanecer 46 años (1910-1956) al frente de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Cáceres.
Reseña biográfica elaborada a
partir de la siguiente publicación:
Portada del interesante libro biográfico, publicado por la Diputación de Cáceres en 1997,
escrito por Felisa Leal y Pilar Bacas, hija y nieta respectivamente de D. León Leal
Hemos encontrado en el Archivo Histórico Municipal de Hervás, en concreto en los libros de Actas de las sesiones de pleno del Ayuntamiento, un par de referencias que se refieren a D. León Leal, ambas relacionadas con homenajes tributados a D. León.
En la sesión de 30 de agosto de 1955 el Ayuntamiento de Hervás se adhiere a la solicitud de la citada Medalla al Mérito del Trabajo para nuestro personaje:
"Homenaje a don León Leal Ramos.-
Se da conocimiento de un oficio del Ilmo. Sr. Alcalde de Cáceres número 3910 de 27 de este mes, sobre el expediente que instruye para solicitar la Medalla al Mérito del Trabajo, en su categoría de oro, a favor de don León Leal Ramos, honrando así la magnífica labor realizada por el mismo al frente de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Cáceres, y otras Entidades, acordándose, por unanimidad, la adhesión de este Ayuntamiento a tal solicitud".
Esa Medalla de Oro al Mérito del Trabajo le fue concedida, como se ha dicho arriba, por el Consejo de Ministros el 23 de agosto de 1957.
Por último, en la sesión de 2 de febrero de 1958 el Ayuntamiento de Hervás acuerda una contribución económica para el Homenaje provincial que tenía previsto tributarse a D. León Leal.
"Homenaje a don León Leal Ramos.-
A propuesta también de la Alcaldía, se acuerda, por unanimidad, que este Ayuntamiento contribuya con la cuota de cincuenta pesetas (50,00) en la suscripción abierta por la Comisión Pro-Homenaje a don León Leal Ramos, con cargo al crédito correspondiente del Presupuesto municipal ordinario".
Acabaremos la entrada indicando que, entre otros homenajes en su ciudad, D. León Leal Ramos tiene dedicada una calle en Cáceres.
Dejamos varias imágenes obtenidas a través de Google Maps de dicha calle León Leal de Cáceres.
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