5º ANIVERSARIO DEL BLOG TRASUNTOS DEL HERVÁS.
HERVÁS AL TERMINAR EL SIGLO XIX:
APUNTES DE VIAJE (SINESIO DELGADO)
Copyright © 2020 Pedro Emilio López Calvelo
El día 11 de junio de 2015 nacía el blog TRASUNTOS DE HERVÁS, titubeante aún, como toda criatura que acaba de ver la luz. En esta andadura hemos realizado, según se puede constatar en los gadget del lateral derecho, un total de 85 entradas, abordando diversidad de temáticas con un único hilo conductor: Hervás.
Iniciábamos según decíamos -está en la cabecera del blog-, con la vocación de transmitir (trasuntar) artículos de contenido histórico aparecidos en la revista de Ferias y Fiestas de Hervás dignos de ser reseñados; pero, finalmente, la mayor parte de las entradas del blog se han debido a investigaciones de carácter personal del autor del blog sobre Hervás: hasta un 65% aproximadamente de las entradas (la gran mayoría de temas históricos, pero también artísticos o geográficos); del resto, un 30% aproximadamente han sido transcripciones de artículos sobre Hervás en diferentes medios (la revista de Ferias y Fiestas, prensa, medios literarios,...); sólo unas pocas han tenido afán conmemorativo o informativo (5% aproximadamente -entre ellas, reseñas por el fallecimiento de Juan Ramón Ferreira o Miguel Ángel Bejarano-).
Para este 5º aniversario hemos querido reservar una aportación que, cuando la conocimos, nos pareció muy interesante y desconocida... y quisimos reservarla para un momento especial como es este 5º aniversario: se trata de la descripción (es, por tanto, literalmente un trasunto, haciendo honor al nombre del blog) que hace de Hervás un personaje curioso: Sinesio Delgado -del que haremos al final una breve biografía-, que pasó de viaje por nuestro pueblo en 1897. Sinesio Delgado publicó en ese 1897 un libro en dos volúmenes titulado ESPAÑA AL TERMINAR EL SIGLO XIX: APUNTES DE VIAJE. En el segundo volumen describe su trayecto viajero por la provincia de Cáceres, incluyendo su paso por Hervás en viaje en tren desde Navalmoral de la Mata; el texto tiene insertas algunas fotografías que incluiremos en nuestra entrada pero que, lamentablemente, son de pobre calidad ya que el texto que hemos encontrado está digitalizado en formato pdf y las imágenes que incluye tienen muy poca calidad: es una lástima ya que son de las fotografías más antiguas publicadas sobre nuestro pueblo.
Hervás en 1870 aprox. Probablemente la fotografía más antigua conocida de Hervás.
Fuente: Fondos del Museo del Romanticismo. Madrid
La valoración que hace Sinesio Delgado de Hervás en esta crónica viajera no es, en realidad, muy positiva (aunque finalice con la calificación de "población encantadora"), pero creemos que es suficientemente desconocida como para darla a conocer a un público general y es una crónica del Hervás del siglo XIX interesante, especialmente por el hecho de que son muy pocas las referencias directas que podemos encontrar de Hervás en aquellas lejanas fechas.
HERVÁS AL TERMINAR EL SIGLO XIX:
APUNTES DE VIAJE
II
Camino más accidentado, más risueño, más... lindo, y ustedes perdonen, que el de Navalmoral a Hervás, especialmente desde Plasencia a este último punto, no creo que haya otro [...].
Volviendo a caminar hacia Hervás, con todas las comodidades especificadas, diré que... aquello es un encanto. Extensas praderas, verdes montañas, pintorescos carrejos, puentes rústicos, olivares, robledales, bosques de encinas... una vegetación exuberante, esplendida, y a cada paso distintos panoramas a cual más encantador y alegre, ¡cuanto se diga es poco!
Al llegar a la estación de Hervás se siente haber llegado, y eso que se ve allá abajo un pueblecito rodeado de huertas, arrullado por el cadencioso rumor del río que se rompe en las presas, defendido de los huracanes por los picachos coronados de nieve, encerrado entre apretados bosques de copudos álamos, rey y señor de una vega florida y brillante.
Estación de ferrocarril de Hervás. Postal antigua
Se nos acercó el hombre misterioso de todas las estaciones en que no hay coches que conduzcan al caserío.
- ¿Tienen ustedes algo que llevá abajo?
- Sí, señor. Esto.
Cogió las maletas y echó a andar por la carretera que, describiendo una gran curva, va a parar al pueblo.
- ¿Van ustés a la fonda?
- Sí, señor; pero... oiga usted, ¿no hay otro camino más corto?.
- Hay otro, pero este e mejó, aunque un poquino má largo.
- ¿Podremos tomar un refresco en cuanto lleguemos? ¿Hay café en Hervás?
- ¿Cafés? Tre na má.
¡Na má! ¡Todavía le parecían pocos al hombre.
Salvada la curva, llegamos a la puerta de la fonda, que es a la vez, según reza el rótulo "Círculo de la Unión", nada menos. Y, efectivamente, allá, en el fondo del portal, se veía un saloncito con unas cuantas mesas de mármol. En cuanto se arregló la cuestión del cuarto y se colocaron los equipajes, la sed abrasadora excitada por aquel día caluroso, nos hizo pensar con delicia en la circunstancia de tener el Círculo de la Unión en casa.
- ¿Puede usted darnos -dije a la dueña- una botella de cerveza?
- No hay.
- ¿Y gaseosa?
- Tampoco. Aquí no se traen refrescos hasta que hace calor.
- ¡Caramba!. Pues que, ¿no lo hace ahora?
- Lo tendrán ustedes, porque vendrán de allá abajo; pero aquí se van ustedes a helar si no echan mano de las mantas.
Cilla me miró y yo miré a Cilla con asombro. ¡Cielos! ¿Sería cierto que hacía frío en Hervás y no lo sentíamos nosotros?.
Como si quisiera convencernos, la buena señora entró en la cocina y se puso a arreglar un brasero.
III
Callejones oscuros, intrincados, sucios, revueltos, mal empedrado; casucas negras de piedra con remiendos de madera, teja y ladrillo, vetustas puertas de dos hojas horizontales formadas de tablas sin labrar, con enormes cerrojos, clavos y bisagras llenos de herrumbre, cargados de siglos; corredores de madera que parecen derrumbarse sobre el transeunte, portales que parecen covachas, encrucijadas, revoltijos, cuestas... todo negruzco, desigual, enrevesado... Eso es lo que constituye la población de Hervás, dominada por una vetusta, sencillísima y pobre iglesia cuyos paredones grises se atreven a mirar a la cara a las montañas vecinas, que con su verdor eterno y con sus perfumes agrestes infiltran la alegría en aquella callejuelas, dándolas no se qué belleza incopiable, saturándolas de una poesía especial, dulcísima, que arroba y suspende.
El panorama que se divisa a uno y otro lado del cerrillo en que se levanta el tempo es variadísimo y pintoresco. Cerca del río, cuya corriente se utiliza en algunas fábricas de tejidos y de harinas y en la de la luz eléctrica está el barrio de los judíos o de las sinagogas, más revuelto, intrincado y pobre que los demás de la población; hacia el Sur se extiende el fertilísimo valle cuajado de huertas y de alamedas frondosas; al Norte se levanta una montaña, de un verde oscuro en los primeros términos por los espesos bosques de castaño, gris en las alturas lejanas, y blanca en los picos, desde los cuales se alcanza a ver la famosa sierra de Gredos, en la provincia de Ávila.
Lo que pudiéramos llamar arrabal moderno, que se extiende al extremo opuesto al río, tiene algunas casas de mejor aspecto, o que lo parecen al menos, sin duda por el contraste con el núcleo del caserío que se agrupa en torno a la plaza del Relator González, pequeña, irregular, negruzca también, adornada con algunos soportalucos bajos, y de la cual parten los tortuosos callejones que en áspera cuesta conducen a la meseta de la iglesia parroquial.
Hay que ver a Hervás de noche, alumbrado por diminutas bombillas de luz eléctrica, que difunden una claridad tenue por la negrura de los paredones y el suelo, evocando pavorosos fantasmas, mientras el eco repite en la sierra el monótono rumor de las presas del río. Y se comprende que, con bombillas y todo, se puede creer en trasgos y brujas.
IV
¡Hermoso amanecer el de aquel día de Mayo!.
Brillaba el sol naciente en la nieve de las crestas, matizando de alegres tonos la campiña, haciendo relampaguear en las quebradas el agua rumorosa de los arroyos y las gotas de agua suspendidas en los yerbajos de las praderas, los aromas de la primavera llenaban el valle, y parecían brotar de un mar de verdura los tejadillos encarnados de Hervás.
Parece mentira que en aquel apiñado caserío, que cabe el parecer en la palma de la mano, se alberguen cerca de cinco mil habitantes, soliviantados de continuo por luchas políticas, que les dividen en bandos para que se odien y persigan con inusitado encarnizamiento.
Preparábanse por aquellas fechas las elecciones municipales y se agitaban y enardecían los sencillos montañeses, ni más ni menos que si se tratara de una gravísima cuestión de honra. En el vecino pueblo de Aldeanueva, donde los ánimos estaban más enconados, se esperaba quer hubiera una verdadera batalla, cuyas consecuencias no podían preverse. Porque es de advertir que los vecinos de Hervás, criados entre la poética placidez de la exuberante naturaleza, tienen (la gente moza sobre todo) un geniecito de mil diablos, y por la cosa más pequeña se pasan a mayores y salen a relucir las pistolas y armas blancas en un santiamén.
Relata ferro, como diría el otro.
Efecto de este interés por las cuestiones públicas es un periódico denominado "El Ariete", cuyos instintos de pelea constante se revelan en el título.
Este Ariete se imprime en Cáceres, por falta absoluta de medios en Hervás.
Población encantadora de la cual nada más tengo que decir por ahora.
SINESIO DELGADO
Como hemos indicado al principio de la entrada, haremos ahora una reseña biográfica del autor del reportaje viajero: Sinesio Delgado un personaje, cuando menos, curioso por sus circunstancias vitales y su producción literaria.
Para hacer esta reseña biográfica hemos "trasuntado" las aportaciones que aparecen en el blog de la Fundación Pablo Iglesias:
DELGADO GARCÍA, Isidro Sinesio
Socialista en Madrid
Támara de Campos (Palencia) 12/12/1859 -- Madrid (Madrid) 13/01/1928
Escritor y periodista.
Estudió Medicina en la Universidad de
Valladolid entre 1873 y 1879. Finalizada la carrera se trasladó a Madrid
donde llegó en octubre de 1880 dedicándose al periodismo y la
literatura, en especial al teatro y la poesía.
Colaboró en el semanario
festivo ilustrado Madrid Cómico del que fue director desde 1883 y su
propietario desde 1885 finalizando su publicación en diciembre de 1897.
En esta revista publicaba sus versos y su prosa y se ocupaba de las
Secciones "Correspondencias particulares", "Chismes y cuentos", "Crítica
teatral" con el seudónimo "Luis Miranda de Burgos" y sobre poesía con
el seudónimo "Rui Díaz".
En 1897 apareció su obra "España al terminar el
siglo XIX: apuntes de viaje", fruto de un recorrido por la geografía de
España junto al dibujante Ramón Cilla.
Entre 1895 y 1896 fue director
artístico del Teatro Apolo. En esos año dedicó todo su esfuerzo en la
creación de la Sociedad de Autores de España constituida en 1899. En ese
momento se definía como "socialista suelto", es decir, no afiliado.
Colaboró en más de cincuenta periódicos y revistas como Blanco y Negro,
ABC,El Liberal, Nuevo Mundo, El Socialista, etc... Falleció en Madrid el
13 de enero de 1928.
Obras: Vease wikipedia.org
Fotografía: Archivo fotográfico FPI
Fuentes: ES 23.VI.1899; wikipedia.org [2018]
Vista parcial de Hervás. Postal antigua
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