TRASUNTO

(Del lat. transumptus, part. pas. de transumĕre, tomar de otro).

1. m. Copia escrita de un original.

2. m. Imitación exacta, imagen o representación de algo.

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Este blog nace con vocación histórica.

En él pretendemos plasmar artículos de contenido histórico que han ido apareciendo en la Revista de Ferias y Fiestas de Hervás a lo largo de los años a los que añadiremos algunas aportaciones personales del autor del blog.

El título del blog Trasuntos de Hervás está copiado, precisamente, del título de un artículo histórico aparecido en la Revista de Ferias y Fiestas de Hervás de 1962.

Somos conscientes que una parte importante del contenido de algunos de estos artículos antigüos ha podido ser superado por estudios historiográficos más modernos que han actualizado los conocimientos sobre la historia de Hervás, aún así nos parece importante rescatarlos del olvido y hacerlos accesibles a un público interesado.

martes, 13 de junio de 2017

EN BUSCA DEL PATRIMONIO PERDIDO: EL ANTIGUO RETABLO DE LA IGLESIA DE SANTA MARÍA

EL ANTIGUO RETABLO DE LA IGLESIA DE SANTA MARÍA

Copyright © 2017 Pedro Emilio López Calvelo

En una entrada anterior en este blog (marzo 2016) explicábamos los acontecimientos históricos que llevaron a la destrucción, tras un incendio, del retablo mayor de la iglesia de Santa María de Aguas Vivas de Hervás. En esta entrada nos acercaremos a la construcción y al análisis artístico de dicho retablo desaparecido. 

Como ya indicamos en la entrada anterior citada, conocemos el retablo a partir de una única fotografía conservada y que, curiosamente, fue realizada con motivo de la asistencia a una boda en Hervás, a principios del siglo XX, del famoso poeta José María Gabriel y Galán.


Afortunadamente, se conservan también, en publicaciones antiguas y conocidas, un par de descripciones de este perdido retablo y algunas noticias referidas a su construcción en documentos del Archivo Parroquial de Hervás (además de algunos estudios más recientes por parte del profesor de la Universidad de Extremadura Vicente Méndez).

Imagen del antiguo retablo de Santa María publicada en la 
Revista de Ferias y Fiestas de Hervás de 1970 


Reverso de la postal-fotografía del retablo, con cuarteto y firma de Gabriel y Galán,
y texto que acompañaba la fotografía en la RFF de 1970
 
Tal como describe el profesor Méndez tras el análisis de la documentación del Archivo Parroquial de Hervás, la construcción de este retablo se promovió a partir de Visita que hizo a la cofradía del Santísimo Sacramento el licenciado D. José Fernández Díez de Ordax, visita girada en enero de 1779 y de cuyo testimonio quedó escrito: “en atención ha que un devoto ha manifestado tener voluntad de dorar el retablo del altar maior caso de que se haga nuevo en sus días o de hacerle por medio de erederos después que muera…, dio facultad y licencia para que de el sobrante anual de esta cofradía se haga dicho retablo maior por medio de un maestro inteligente y de buena talla a la moderna”. El devoto que hizo la donación “a sus espensas y para perpetuar su memoria” fue don Gerónimo Sánchez cura que fue de esta iglesia 53 años” (al parecer, de la documentación existente, se deduce que existía un retablo anterior que se pretendía restaurar y/o dorar y que, al construir el nuevo, fue vendido al peso).


El nuevo retablo fue encargado al maestro tallista salmantino don Tomás Pérez Monroy, perteneciente a una familia de famosos retablistas (padre y varios hermanos) que realizaron numerosos trabajos en la provincia de Salamanca –recuérdese que Hervás perteneció a dicha provincia hasta 1833-; en concreto Tomás Pérez Monroy ("un maestro inteligente y de buena talla moderna" según demandaba el visitador José Fernández Díez de Ordax) fue autor, también, unos años antes del de Hervás, de un retablo colateral en la iglesia de Gallegos de Solmirón (Salamanca), unos años más tarde del retablo mayor de la población de Sorihuela, cercana a Béjar, y, además, del retablo, también perdido, de la iglesia de San Juan de Béjar. La construcción del retablo de Hervás debió hacerse entre los años 1781 y 1782.


El retablo de la iglesia de Santa María de Hervás fue realizado en el taller que Tomás Pérez Monroy tenía en Salamanca y trasladado una vez finalizado –desmontado y en carros-,  para su asiento en la iglesia hervasense. El maestro cobró por su trabajo la importante cantidad de 13.000 reales de vellón. Los trabajos derivados del asiento, tasación, gratificación, etc. del maestro y sus ayudantes en Hervás supusieron otros 1.021 reales y 32 maravedís, pagados por la cofradía del Santo Sacramento. Hubo más gastos: 423 reales costó montar el andamio necesario para dorar el retablo en 1782 (abonados en 1783 gracias a la donación del bachiller don Gerónimo Sánchez); otros gastos derivados del asiento del retablo sumaron 93 reales y 23 maravedís.



La contribución de la iglesia de Santa María a todos estos gastos fue escasa ya que no podía “costear tan gran obra a causa de los crecidos gastos que de continuo se la ofrecen”: aportó 2.170 reales de vellón que fueron entregados por vía de empréstito a don Juan Fernández Caballero y don Bartolomé García, que fueron los comisionados nombrados para la construcción del retablo mayor a cargo de la cofradía del Santísimo Sacramento. 

Análisis descriptivo y artístico del retablo

El arqueólogo e historiador del arte D. José Ramón Mélida, en su obra Catálogo Monumental de España. Provincia de Cáceres (1914-1916) hace una descripción del antiguo retablo de la iglesia de Santa María: “es de talla dorada, de estilo barroco del siglo XVIII, con columnas corintias, hornacina central en la que se venera la imagen de talla de Nuestra Señora de la Asunción y en los intercolumnios laterales las de San Pedro y San Pablo. En el zócalo se lee la siguiente inscripción, quebrada por la traza de los dos cuerpos en que se asientan las dichas columnas a cada lado: `Dorose este / retablo a expensas y devoción de don / Geronimo / Sanche / comisario del Sto. Oficio y Cura Rectos de esta parroquia / Año de 1782´".


Imagen de la iglesia de Santa María de Hervás que aparece en el libro Catálogo 
Monumental de España (Provincia de Cáceres), publicado en 1924.

Por su parte, Pascual Madoz en su conocida obra Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar (más conocido como Diccionario Madoz), publicada en torno a 1850, hace la siguiente (y muy curiosa) descripción de la iglesia de Santa María de Aguas Vivas y de su retablo: "el templo es de una sola nave de 46 varas de long. 18 de lat. y 12 de altura, con 7 altares, dedicado el mayor a la Asunción de Ntra. Sra. llamada allí de Aguas Vivas, cuya festividad se celebra el 15 de agosto, siendo sensible el que al arruinarse la bóveda de la capilla mayor, por una exhalación eléctrica que cayó el 26 de septiembre de 1839, se llevase tras si el segundo cuerpo de que se componía; aquella y este están sin reedificar: se hizo y de doró a espensas del Bachiller D. Gerónimo Sánchez Zúñiga, cura rector de esta iglesia, año 1628".

De esta descripción de Madoz obtenemos varias informaciones: en primer lugar que Madoz desconocía que el retablo más antiguo -construido en el siglo XVII- fue reemplazado a finales del siglo XVIII por el que estamos analizando; pero, además nos da información de otro incendio que sufrío la iglesia de Santa María en 1839 que afectó a la techumbre de la capilla mayor y destruyó parte del retablo construido en 1781-1782 (y que él confunde con el construido en 1628). Y también podemos deducir que José Ramón Mélida debía desconocer este incendio y destrucción de parte del retablo, ya que no hace ninguna mención al hecho.

Pasando al análisis artístico del retablo, podemos ver que el retablo contenía los elementos clásicos de un retablo: una parte baja -llamada banco o predela- sobre la que se asienta el resto del retablo, un único cuerpo con tres calles y cuatro entrecalles -según la descripción de Madoz debía ser más alto y tener otro cuerpo-, un entablamento superior -que separaría inicialmente a los dos cuerpos del retablo- y un remate superior que, probablemente, debió improvisarse como coronamiento del retablo tras el incendio de 1839 -desconocemos, por este incendio, cómo sería el coronamiento, pero era frecuente situar en él un calvario-.


En la calle central, como es habitual en los retablos, se situaría la imagen titular del templo (en este caso la imagen de Santa María de Aguas Vivas), además del sagrario-manifestador, y en las calles laterales se situaban las imágenes de San Pedro y San Plablo.

Desde el punto de vista estilístico, hemos visto cómo José Ramón Mélida describe el retablo como una obra del barroco; sin embargo, estudios más recientes del profesor Méndez matizan esta adjudicación artística y sitúan la obra del artista Tomás Pérez Monróy en Hervás como una obra de transición entre el barroco final o rococó y el estilo que le sucede: el neoclásico. Temporalmente, el retablo de Hervás lo construyó el maestro tallista años más tarde que el de Gallegos de Solmirón, que es de estilo rococó, y algunos años antes que el de Sorihuela (1804), que ya lo hizo en estilo neoclásico. "Es decir, en este retablo se aprecia el paso decisivo que el autor da hacia el arte neoclásico, abandonando el pleno rococó de los retablos de Gallegos de Salmirón, para posteriormente ahondar en el clasicismo que muestra la pieza bejarana. Pese a que en la diócesis placentina el barroco y el rococó estaban muy enraizados, el clasicismo que emana este retablo se debió a un deseo expreso del comitente" (la persona que lo encarga). -Texto extraido del blog: Pinceladas de historia bejarana: Tomas Pérez Monroy y el retablo mayor de la iglesia de San Juan de Béjar-.

En concreto en el retablo de Hervás se apreciarían elementos clasicistas en su traza y confección (en los elementos arquitectónicos del retablo) mientras que su decoración contendría aún elementos propios del barroco-rococó.
Serían elementos clasicistas las cuatro columnas de gran tamaño de orden corintio-compuesto  que forman las entrecalles y el entablamento superior que es sujetado por estas columnas; sin embargo, las guirnaldas y sartas florales o las rocallas situadas sobre las hornacinas de San Pedro y San Pablo muestran aún elementos decorativos propios del barroco final y del rococó.
 

Este contraste de estilos permite apreciar, por otra parte, el contraste estilístico existente entre la ciudad de Plasencia y su diócesis (aferrada aún al gusto barroco-rococó) y la ciudad de Salamanca (más avanzada estilísticamente y más influida en ese momento por tendencias artísticas foráneas más modernas).

Tras la destrucción de este retablo en el incendio de 1936 la parroquia de Santa María de Aguas Vivas de Hervás decidió instalar en su lugar el retablo que, hasta ese momento, había ocupado la capilla dedicada a Ntra. Sra. de las Angustias, que estaba situada en el lado de la epístola de la iglesia y cuya anchura era similar a la del retablo incendiado, con lo que el cambio no ofrecía especiales dificultades técnicas. José Ramón Mélida describe así este retablo que, habiendo ocupado hasta 1936 la capilla de Ntra. Sra. de las Angustias, ocupa hoy el espacio de la cabecera de la iglesia: "el retablo es de talla dorada, con cuatro columnas corintias de fustes salomónicos con hojarascas, y tres hornacinas, la central, mayor, ocupada por el grupo de talla de la Virgen con su Hijo difunto sobre las rodillas, obra escultórica que carece de mérito, y sobre las hornacinas laterales sendos lienzos pintados, de forma apaisada en los que se representan a la Magdalena y San Juan -que, en realidad, sería San Pedro-".


Otro detalle: las imágenes de Ntra. Sra. de Aguas Vivas y de San Pedro y San Pablo de los dos retablos, el incendiado en 1936 y el actual, presentan, a simple vista, notables similitudes; según el profesor Méndez las de los santos serían copias bastante recientes en tanto que la de la Vírgen sería una copia de la talla antigua restaurada por el escultor local Enrique Pérez Comendador.

Finalizaremos la entrada transcribiendo el cuarteto firmado por Gabriel y Galán en la única fotografía conservada del retablo que hemos analizado:

      En nombre de la hidalguía

     me lo pide mi alma honrada

     ¡Cuánto más desventurada,

     más te adoro, Patria mía!
                                       José María Gabriel y Galán





NOTA: El texto de esta entrada en el blog TRASUNTOS DE HERVÁS no ha sido nunca publicado tal como aquí aparece redactado. La propiedad intelectual de dicho texto pertenece, por tanto, al autor del blog (Pedro-Emilio López Calvelo).
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