HERVÁS EN SUS INFRAESTRUCTURAS BÁSICAS: EL AGUA
EL VIAJE DEL AGUA EN HERVÁS (SIGLO XVIII)
Copyright © 2017 Pedro Emilio López Calvelo
A lo largo del
siglo XIX, como ya hemos indicado en alguna entrada (y en nuestro caso, también
en algunas jornadas históricas), Hervás entra de lleno en la modernidad, muy especialmente en la
segunda mitad del siglo, una vez superadas etapas de crisis vinculadas con los
efectos de la Guerra de Independencia y del pago del costoso Real Privilegio de
Exención y Villazgo.
Como ocurre en
otras ciudades y pueblos de nuestro país, en esta segunda mitad del siglo XIX y
primeras décadas del siglo XX Hervás irá viendo nacer el desarrollo de
diferentes infraestructuras básicas (abastecimiento de agua y alcantarillado,
empedrado de calles, alumbrado, ferrocarril, carreteras,…) que renovarán
infraestructuras tradicionales y que contribuirán de forma importante a mejorar
las condiciones de habitabilidad, salubridad, desplazamiento,… de sus
habitantes.
Pero en
Hervás, la infraestructura básica de
abastecimiento de agua (que se mejorará y generalizará a domicilio a lo
largo del siglo XX) tiene un precedente de gran interés en el siglo XVIII:
Hervás contará a lo largo de este siglo con lo que se ha dado en llamar un VIAJE
DEL AGUA, es decir, una serie de galerías subterráneas que
transportaban el tan preciado líquido desde sus manantiales de origen hasta la
población.
En la Revista de Ferias y Fiestas de 2013 un
interesante artículo de la historiadora del arte Antonia Esther Abujeta Martín titulado: BAJO NUESTROS PIES: UN VIAJE DEL AGUA EN HERVÁS (SIGLO XVIII)
contaba los avatares de la construcción de esta antigua infraestructura. Este
artículo, versión resumida de otro más amplio publicado años antes en la
revista NORBA, era el reflejo de un trabajo
de investigación enmarcado en un Proyecto de Investigación financiado por el
Ministerio de Ciencia e Innovación y dirigido por la profesora Mª del Mar Lozano
Bartolozzi de la Universidad de Extremadura.
En esta
entrada trasuntaremos el artículo
completo aparecido en la Revista de Ferias y Fiestas de 2013 dedicado, como se
ha dicho, al VIAJE DEL AGUA EN HERVÁS (y dejaremos un enlace final para aquella
persona que quiera consultar el más amplio artículo de la revista NORBA).
Ilustración que introduce el artículo de la
Revista de Ferias y Fiestas de 2013. Diseño Miguel A. Bejarano.
BAJO NUESTROS PIES: UN VIAJE DE AGUA EN
HERVÁS (SIGLO XVIII)
Antonia Esther ABUJETA MARTÍN
Quien
se aproxime al estudio histórico de un viaje de agua podrá constatar, entre
otras circunstancias, una triple evidencia: en primer lugar, la dificultad de
poder encontrar o que se conserven en los archivos municipales y de cualquier
otra índole, los proyectos utilizados en la época para dicha construcción. En
segundo lugar, y en relación a la anterior, la falta de conocimiento de esas
fuentes originales provoca que en la mayoría de los casos las referencias bibliográficas
bibliográficas sean muy escasas, cuando no inexistentes. Por último, si no
constan indicios, es prácticamente imposible localizar esas galerías que
nuestros antepasados horadaron bajo nuestros pies y que originan un
desconocimiento casi absoluto de este tipo de construcciones relacionadas con
la materia ingenieril.
Afortunadamente,
los que nos dedicamos al mundo de la investigación documentándonos en archivos
históricos, hallamos con relativa frecuencia legajos con documentos inéditos
que nos permiten, como ocurre en este caso con Hervás, conocer contratos de
obras, reformas, subastas, ejecución de trabajos, etc., conscientes de que a
partir de aquí, podemos establecer las pautas correspondientes para hacer una
buena historiografía.
Por
sorpresa, tropezamos en el Archivo Histórico Provincial de Cáceres con una
documentación muy interesante que contenía el diseño, planta y condiciones para
la erección de la nueva obra de cañería y fuentes de la villa de Hervás, cuya
referencia ya fue publicada por nosotros hace unos años en la revista de arte Norba.
En esencia, se trata de un viaje de agua que reconstruye el itinerario
exacto desde el nacimiento o lugar de captación, digamos el origen del viaje,
con la construcción conjunta de una serie de elementos estructurales (ramales,
arcas) y obras ornamentales precisas, con objetivo de satisfacer algo tan
básico como las necesidades de agua de la población. Además del documento
escrito con una exhaustiva descripción de la obra, el legajo contiene un plano
firmado y datado en 1772, de valor indiscutible por su calidad artística, su
precisión y el rigor que manifiesta. Es un ejemplar manuscrito, en color, que
sirvió como herramienta de trabajo y base de la propuesta. Tiene un encuadre
ajustado, pues se restringe a la zona de actuación y no del entorno que le
circunda; pero muestra correctamente numerados e identificados en la leyenda
situada en la parte superior del plano, el trazado completo y la configuración
de los elementos que se pretenden construir.
Caño de La Plaza
Dibujo: Bárbara Bejarano
Antes
de entrar en detalles con la obra de Hervás, comencemos por repasar el concepto
de viaje de agua. Ardemans (1661-1726), en su faceta como arquitecto, definió
los “viajes de agua” como una serie de galerías subterráneas, cuyo fin era
llevar agua que captaban a través de «los vexigones de tierra llena
de agua, procedentes de la lluvia», hasta la ciudad. Sobre este punto
Guerra Chavarino en “Los viajes de agua de Madrid”, lo expone así: “los
viajes de agua consisten, en esencia, en tres partes esenciales: una red
de pozos y galerías de drenaje o captación, excavadas en el terreno, una
galería de conducción y una nueva red, esta vez de distribución con la que se
alcanzan las diversas fuentes encargadas del suministro de agua para su
consumo.
El 9 de
Diciembre de 1772 el arquitecto titular de la ciudad de Salamanca, Nicolás
Rodríguez, presentó ante el Ayuntamiento de Hervás una propuesta para ejecutar
una admirable obra de ingeniería de captación de aguas para abastecer a algunas
fuentes públicas de la población. En el proyecto, el arquitecto estableció
dieciséis condiciones, técnicas como administrativas, que el maestro
constructor en el que quedase rematada la obra había de respetar. Por otra
parte, sabemos gracias a una carta del Real Consejo de Castilla remitida el 31
de marzo de 1773 al Ayuntamiento y vecinos de Hervás, que era necesaria la «(…)
consttruzion de la cañería que nezesittan las fuentes publicas de
dicho pueblo por hallarse arruinada la actual (…)»2. El encargo
debía estar concluido «(… ) dentro del termino de seis meses
con todas desde el dia en que se hajustare y escripturare para
que no pase perjuicio su mayor dilacion (…)».
El
viaje de agua de Hervás comenzaba «tras limpiar las tres fuentes
ornamentales que se hallan al pie de un pequeño Cerro, cuio sitio
o fuentes llaman de la Soriana, que para la mayor inteligencia
son las mismas que estan demostradas en el Plan, con los nos 1,
los quales, y que de estos nominados manantiales se desean conduzir sus
aguas por si las que experimenta el pueblo, ser las mas saludables, hazese
preziso para mayor abundancia por reconozer que sus minerales, salen de
la parte de mas arriba, el romper toda aquella porcion de terreno
desygual abriendo sus zanjas hasta salir a la calzada, de modo que
enseguida de ellos, se baia haciendo la diligenzia de escabacion, hasta
depositar cada uno depor si, en las tres Arcas señaladas con los nos 2·3·4,
bien entendido».
Fuente: Artículo Revista Ferias y Fiestas, 2013
Teniendo
localizado el nacimiento de los manantiales, se revelan los puntos donde
desembocaban o digamos, de consumo de ese agua. El texto prosigue: «que
de terminadas y puestas las referidas aguas en los nominados sitios; resta
luego, el rompimiento y escabacion de zanja general hasta el sitio determinado que
se desea el plantar las dos fuentes, en el mismo centro del lugar que sera la
una en la Plaza; y la otra en una Plazuela que llaman de la Corredera (…)».
El
recorrido del viaje se proyectó subterráneo y transitaría por medio de esas
zanjas «(…) hazbirtiendo, que la profundidad que corresponde
tener la propuesta zanja en su prinzipio, puede ser de doze a
catorze pies; y esto mismo deberan tener sus arcas, aunque en
esto la verdad no se puede dar regla cierta, pues siendo como es
natural el que esos minerales y manantiales bengan de la parte
lebantada del cerro, en tal caso seran menor profundas,
hazbirtiendo, que toda la demas restante de esta nominada zanja
hasta su final se debera
profundar todo lo que fuere posible (…) para que de este modo pueda lograr el
pueblo el beneficio de la mayor frescura de las aguas (…)».
Las
medidas de hondura de las zanjas y el resto de distancias que a
continuación expondremos, quedaron fijadas en la unidad de medida
de la época conocida por pies castellanos. Para hacernos una idea, las
zanjas tendrían una profundidad equivalente a los 3,34 y 3, 90 m,
suficientes para optimizar la calidad de las aguas. El recorrido «(…)
desde el primer nacimiento o arca nº 2 hasta la arca nº 5 adonde desde esta se
determinan sus aguas a las dos fuentes tiene de largo, un mil seiscientos
quarenta y siete pies castellanos, y de esta referida arca guiando la parte que
le corresponde de sus aguas por la calle de los nos 6 hasta plantarse en la
Plaza tiene trescientos veinte y cinco pies, y desde la propuesta arca nº 5
guiando el resto de las demas aguas por la calle de los nos 7 tiene quinientos
y diez pies (…)». Es decir, desde el inicio del viaje, en el cerro
de la Soriana, hasta donde se halla la bifurcación habría 458,91 m.
Desde aquí, a la plaza en donde se situaría la primera fuente unos 90,56
m y 142,10 m de distancia hasta el lugar de la plaza de la Corredera en
la cual se encontraba el otro manadero. Del mismo modo se indica «
(…) el desbio que deberá haber de las arcas nº 2·3·4 de una a otra, respecto
delo que oi tienen los manantiales sera desde el arca nº 2 hasta la del nº 3,
cinquenta y un pies de largo, y desde esta arca asta la del nº 4, quarenta y
cinco pies (…)». Siguiendo la fórmula, hallamos que desde la primera
arca hasta la segunda tendría una variación de 14,21 m y desde ésta, a
la tercera, 12,54 m. Para que el agua discurriese por gravedad «(…) el
descenso, a desnivel que en esta carrera resulta para conduzir estas aguas
hasta sus manaderos es el nº de quarenta pies (…)» o sea, una pendiente
próxima a los 11, 15 m.
El
viaje presentaba un único ramal hasta « (…) la arca nº 5, esta se debera
construir unida a la casa del angulo octuso nº 8 (…)». Se trataba de un
arca madre, también denominada cambija, para el reposo del agua lo que
aumentaba su calidad al quedar depositados en el fondo los elementos en
suspensión que transportaba. Esta arca servía al mismo tiempo para
bifurcar el viaje en dos ramales, desde donde se distribuía a las
fuentes que abastecía.
Sobre
los caños dice: «(…) se deberá tener gran cuidado de registrar al tiempo de
su asiento que no tengan rotura ni bentidura alguna, con el grueso cada uno a
lo menos de dos dedos, echos de buen barro bien trabajado para que de este modo
puedan con mas resistencia mantener el peso de el agua (…)». El grueso sería
equiparable a 34,8 mm y hechos a macho y hembra; su asiento se formaría «(…)
sobre yladas de ladrillo gordo de tres dedos de grueso bien recozido, o sino
sobre ylada de baldosas de piedra labrada berroqueña, sentada lo uno y lo otro
con la mejor calidad de mezcla de cal y en siguida de esto y enzima sus caños
(…)». La unión se realizaría «(…) untando primero con azeite toda
aquella parte que embrocala o entran, unos caños en otros, embetunando toda
aquella parte que encaja, todo el betun nezesario hasta que ajuste con el otro,
de modo que queda bien enchufado y apretado uno contra el otro, tomando luego por
afuera todas sus juntas con el mismo betun fortificándoles por los costados con
ladrillo, piedra y mezcla de buena cal. Y lo mismo se egecutara por la parte superior
solidando toda esta fabrica con la misma extension, que segun y como se halla
demostrado en planta y su sección nº 9 procurando que los referidos betunes
baian echos con todos los requisitos y circunstancias que se acostumbra para estas
fabricas, con las correspondientes partes de azeite, cal, polbos de escoria, y
ladrillo o teja molida, pasado todo por un tamiz y machado en una pila de
piedra a golpe de pison».
Caño de La Plaza
(caño original del siglo XVIII)
Fotografía: trabajo de la misma autora en la revista NORBA
El
recorrido del viaje no era demasiado largo ni presentaba violentos cambios de
dirección. Si bien, se proyectaron arcas a cada 100 pies de distancia (27,86 m)
para que descansase el agua en ellas, y no trabajara tanto la cañería. En el
caso en que el agua dejase de correr por alguna causa, este sistema permitiría reconocer
en qué parte está el daño y se podría remediar con facilidad sin deshacer toda
la construcción. En determinados puntos, el perfil del viaje sería visible pues
continúa: «se deberán construir dos arcas levantadas fuera de la
superficie segun se halla la planta y alzado de la figura y el perfil nº
10, sus cierres seran esquilfes por ser sus plantas quadradas, la una se
egecutara adonde se halla la arca madre nº 4 y la otra adonde esta la
nº 5 pero se hazbierte que en esta puede ser muy rregular aunque se
plante en el sitio del nº 8 sirba de perjuicio por razon de la calle,
pero en tal caso, se pondra otra mas reduzida lisa y llana, y esta se
plantara por haber bastante extension de terreno frente de la plazuela
del Combento de Padres de la trinidad descalza, cuia plazuela señalan
los nos 11 poniendo ha estas sus puertas de chapa de yerro sus
herraduras y llaves dejando en dichas chapas sus agujeros por ser
combenientes para el rrespiradero de aires de dicha cañeria». Sigue
la cita, «que toda la piedra que haian de llevar todas las nominadas
arcas ha de ser de sillería bien labrada y sentada y de la mejor calidad
que ubiere en las inmediaciones del lugar, con buena mezcla de cal
sentada guardando en las dos referidas el mismo perfil que esta
demostrada y esto mismo se obserbara y cumplira en el diseño de las
figura nos 12 en su grada antepecho y alzado de las tazas que son para
las dos fuentes que se han de construir y fijar en los sitios ia rreferidos
de la Plaza y la Plazuela de la Corredera pero es de prevenir que la
piedra que han de llevar dichas dos fuentes a de ser del sitio o termino
que llaman de las fresneda, excepto la grada que esta basta que sea de
la demas piedra regular de arcas y menos costosa».
Caño de El Robleo
(son originales del siglo XVIII la columna y el remate superior redondo
que estuvieron colocados, inicialmente, en el caño de La Corredera)
Fotografía: trabajo de la misma autora en la revista NORBA
Sin
lugar a dudas, las piezas de mayor interés de este viaje fueron las dos fuentes
ornamentales de estilo barroco, sobrio y clasicista, que se incluyeron en este
proyecto. Así lo recoge la descripción del diseño y la factura que habían de presentar:
«Que las piedras que constituien el Jaraiz o dicho Antepecho de las
fuentes, estas se haze preziso, practicar alguna mecánica assi en lechos
como en sus juntas, para que puedan mantener en si como en sus juntas,
(…) con seguridad y siempre benefizio para toda espezie de
caballerias y ganados poniendo dichas piedras para mayor fortaleza en
sus sobrelechos unas grapas de yerro de unas en otras bien enplomadas,
cuias piedras, seras enterizas con la misma altura que apareze en el
diseño, dejando a una de ellas su desguaze a modo de caño, echo de la
misma piedra, pero en quanto a los dos que llevan cada una de las dos
fuentes estos han de ser de metal, bien trabajados y limados. Procurando
que toda la piedra de estas dos fuentes baia bien labrada y asentada,
echándole a la taza el mismo perfil que demuestra, con sus agallones que
estos deberan quedar de reliebe, el chapitel y basa de la columna,
guardara en su proporción las medidas y demas perfiles del orden toscana
por ser la mas robusta y corresponder al sitio y figura desta fabrica
dejando ia declarado que toda la piedra de dichas dos fuentes y sus
antepechos ha de ser de la fresneda, pero por lo correspondiente de
sus gradas como hassimismo todo el demas resto de piedra para todas las
nominadas arcas esta será tan bien berroqueña, de las mejores canteras
inmediatas al lugar».
Respecto
al lugar de colocación se dice: «Que si por algun inconveniente
principalmente en el sitio de la Plaza por no ser mui capaz su estension
de terreno, no se quisiese construir la fuente demostrada nº12 hallase
otra figura en el nº 13 en la inteligencia que esta, es algo menos
costosa aunque su piedra, debera ser toda de la fresneda bien que mi
regulacion del corte de toda esta obra ba bajo del pie de construir
hambas por un estilo (…)».
Concluida
la obra de cañería y zanjas «(…) sigue el recomponer y engijarrar todas las
partes de calle que por este motivo se han desbaratado, dejandolas con el aseo
y seguridad que corresponde como asimismo el construir nuevamente toda la
tirantez o linea de calzada que resulta desde la arca primera nº 2 asta la
entrada del lugar arca nº 5 (…), el método, y disposición que dicha calzada
debera tener en quanto a su extension de ancho, planta y seccion, se halla
demostrado la seccion nº 9 y su planta en el nº 14, procurando guardar el orden
de encajonado segun se representa pero se hazbierte que aunque el diseño
demuestra las divisiones a modo de piedra silleria y labrada (…)».
En el
texto llama nuestra atención, la preocupación del arquitecto por el furtivismo
que con tanta frecuencia solía darse en este tipo de construcciones. Aquellos
vecinos que sabían que por debajo de sus casas pasaba un viaje de agua, en
ocasiones, perforaban su estructura para conseguir gratuitamente tan preciado elemento.
En este viaje de Hervás parece que se temió por lo mismo, apunta: «Que por
quanto esta fabrica de cañeria, se tiene que guiar prezisamente por
delante de una pared del Combento de dichos Padres trinitarios adonde
señada el nº 15, en cuia parte pareze que corresponde la ofizina del
quarto comun, hazese nezesario en toda aquella frente que ocupa, el dar
a la nueba, dos pies mas de grueso azia aquella parte, digo a la nueba
obra que se haze, para que de este modo se quite algun escrupulo si le
hai; bien es cierto que el mayor que pudiera dar ha esto, es por no
tener estas comunes despidiente [N. del E, carecer de desvío]; por lo
que debo que si al tiempo (…) de romper la zanja tal vez se notase o
reconoziese puede ser perjudicial en tal caso, estan los Padres en la
obligacion de costear y remediar el daño».
La
última de las condiciones del viaje hace referencia al coste de la construcción
y al salario del maestro constructor:
«(…) rematada y escripturada dicha
obra en el mejor postor bajo del arreglo del Plan y las condiziones que
hantezeden, habra de aperzibir la cantidad de su ajuste en la forma
siguiente: la mitad del total ymporte se le entregara para la prebenzion
de materiales y principio de su construccion, la otra mitad se
dibidira en dos partes, de las quales, la una se le dara, a la mitad de
la obra echa y reconocida por tal; reserbando la ultima, hasta entera la
conclusion reconocimiento y aprobazion de toda la referida obra, la qual
hallo que bale a toda costa, segun el tanteo y calculo prudenzial que
por menor ha este fin tengo echo, la cantidad, de veinte y quatro mil y
quiniento reales de vellon(…)».
También aparecen los costes desglosados
por unidades de obra y lo que se pagó al arquitecto Nicolás Rodríguez por la
realización del proyecto: « (…) la obra de cañeria, ba regulada en
veinte mil ochocientos reales de vellon. Y la obra de la calzada en tres
mil setecientos reales de vellon. Y en total son los dichos veinte y
quatro mil quinientos reales de vellon, bien entendido, que en esta
referida cantidad ba ynclusibe, tres cientos reales de vellon que los
Señores de Justizia y Junta de Propios del nominado lugar de Herbas (…)
me tendrán que satisfacer; cuia cantidad se le rebajara al Maestro o sujeto
en quien dicha obra se le rematase de su total, al tiempo que haia de
recibir su primera paga (…) como Arquitecto titular que soi de esta
Ciudad de Salamanca. Lo firmo en ella a 9 de Diziembre de 1772. Nicolas
Rodriguez».
Revista de Ferias y Fiestas de 2013. Diseño Miguel A. Bejarano.
El 31
de marzo de 1773 la construcción de dicho viaje se sacó «(…) a
publica subhasttazion sobre el precio de los veinte y quatro mil y
quinientos reales de vellon en que se halla tasada (…) executtandose
todo con arreglo al Plan y condiziones formado por Nicolas Rodriguez
Maestro Arquittectto en la Ciudad de Salamanca (…)». Para ello, el
escribano público de Hervás cumplió con el trámite de colocar en «(…) la
Plaza publica y Plazuela de la Corredera de el y sittios acostumbrados
dos cartteles haziendo clara expresion de la apertura de subasttazion de
la obra de la cañeria y fuentes publicas de este lugar».
El 20
de mayo de 1773 a las tres de la tarde en la plaza pública de Hervás, la
corporación se reunió de nuevo para llevar a cabo la subasta y el remate final
de la obra siguiendo el procedimiento mediante el sistema conocido como a la
candela. Los distintos arquitectos fueron presentando sus ofertas hasta que
«(…) expiro dicha candela quedando remattada dicha obra en el
expresado Baltthasar Rodriguez con rebaja de dichas mejoras y los
ttres mil quinienttos reales a que aszienden de los veintte y ttres mil
de primera postura en diez y nueve mill quinientos reales en la que
aceptto el rematte y ofrezio dar las correspondientes fianzas (…)».
Resulta
muy difícil poder comprobar si hoy día esta reliquia hidráulica, como dice el
título del estudio, se conserva bajo nuestros pies. Todo un mundo
soterrado que desconocemos a ciencia cierta cuándo se comenzó a construir,
aunque es evidente su obra. Las referencias escritas por Pascual Madoz sobre
Hervás hacia 1850, recogen la existencia de este viaje de agua y coincide
exactamente con el planteado un siglo antes por Nicolás Rodríguez. Madoz,
escribe: «(…) la que sirve para el surtido de los vecinos se toma en
dos fuentes que hay junto al puente del que luego hablaremos; y en cada
una de las plazas, de tres caños y agua abundante, cuyas sobras pasan a
unos pilones para lavar. El agua para las últimas viene desde un
sitio llamado la Soriana, en la sierra del este, desde 490 varas de la
villa, por un buen encañado de piedra cantería, 60 varas, y el resto
arcaduces, hasta la plazuela del convento, donde se subdivide en dos
ramales principales para cada una de las referidas plazas y otros varios
para algunas fuentes particulares que hay en las casas (…)».
La
herencia material de las dos fuentes que perviven del antiguo viaje también nos
sirven para evidenciar la construcción, aunque con la sorpresa de que una de
ellas no se conserva íntegra en el espacio proyectado.
La
fuente de la Plaza, idéntica a la del plan, está en el lugar correspondiente pero
de la otra que había de colocarse en la Plaza de la Corredera sólo se conserva
la taza originaria. El remate superior de donde salen los caños y la columna
portante fueron sustituidos más tarde –existen testimonios fotográficos de
principios del siglo XX donde ya es apreciable el cambio– por una pieza de
fundición palmiforme sustentada por una pilastra de fuste acanalado. Los
elementos dieciochescos de la Corredera fueron reaprovechados en otra fuente
moderna situada en el parque El Robleo, a la entrada de Hervás.
Caño de La Corredera
(la taza es original; la columna y el remate palmiforme debieron colocarse en el siglo XIX)
No
podemos finalizar este estudio sin poner de manifiesto la importancia de esta
obra, concebida en un momento específico de la historia de Hervás para mejorar
la calidad de vida de la población. Entre nuestros objetivos prioritarios están
dar a conocer y presentar la multiplicidad de valores que posee este viaje (históricos,
arqueológicos, culturales, hidrogeológicos, ingenieriles, etc). De este modo
podemos intentar lograr una aproximación patrimonial en sentido amplio, que en
un futuro próximo permita su protección, su puesta en valor y aprovechamiento turístico.
Para ello es necesario, ubicarlo de forma precisa en el plano actual de Hervás
y cotejarlo con datos obtenidos en reconocimientos arqueológicos.
Antonia Esther ABUJETA MARTÍN
Revista de Ferias y Fiestas, 2013
Para consultar el artículo de la misma autora publicado en la revista NORBA, de la Universidad de Extremadura:
Interesante artículo sobre el agua en Hervás. Y una grata sorpresa las ilustraciones de mi hermano Miguel Angel Bejarano de las hermosas fuentes de sus plazas.
ResponderEliminarMi duda es si en siglos anteriores no se realizaron canalizaciones, aunque pensándolo bien para qué, teniendo tal abundancia tan cerca. Luego, claro, llegó la industralizacion y las mentes preclaras, adelantadas, que promovieron dichas obras. Que nunca falte agua...
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